Empresarios cuestionan las importaciones y alertan por la crisis de ventas. “La apertura no es un progreso para el país, hay que defender la industria nacional”

En medio del deterioro económico, con cierres de empresas y despidos en distintos sectores, comenzó a multiplicarse una imagen poco habitual: grandes empresarios reconociendo públicamente la destrucción de la actividad productiva.

Recientemente, varios CEOs de sectores estratégicos coincidieron en un diagnóstico crítico sobre la apertura importadora, los altos costos y la fuerte caída del consumo.

Las declaraciones se produjeron en La Fábrica Podcast, un stream impulsado por jóvenes industriales de todo el país, donde participaron Orlando Canido (Manaos), Vito Contessi (Astillero Contessi, recientemente cerró la conservera Marechiare) y Gustavo Menayad (Grupo Portland). A ese panorama se sumó también el cafetero Martín Cabrales, quien advirtió que las pymes atraviesan una situación límite.

“La apertura no es un progreso para el país, hay que defender la industria nacional”, sostuvo Canido. El dueño de Manaos cuestionó la presión impositiva y la imposibilidad de competir en igualdad de condiciones: “¿Cómo competís si ganás dos pesos con cincuenta por lo que producís?”. Además, remarcó que productos similares son más baratos en países vecinos, incluso sumando el costo del flete.

Canido alertó especialmente sobre la situación social en el Conurbano bonaerense, donde se encuentra su planta. “Anda muy mal, me preocupa. Antes apagaban incendios con planes, pero ya no quedan. Tiene que haber trabajo genuino, y para eso tiene que haber industria, y no la veo”, afirmó.

El empresario trazó un paralelismo con la década del ’90 y recordó el impacto de la apertura económica durante el menemismo. “En pocos años se destruyó lo que costó décadas construir. Fábricas textiles enormes desaparecieron y quedaron supermercados o canchas de fútbol. Se perdieron miles de empleos genuinos, y eso no se recupera fácilmente”, señaló.

Durante el debate, Cabrales defendió la figura de Carlos Menem, lo que generó cruces entre los participantes. Sin embargo, admitió que “el importado afecta porque te roba mercado” y planteó que, sin acceso al crédito, muchas pymes no sobrevivirán. “No es un problema macro, es micro. Hoy el crédito es casi inaccesible y por eso vemos cierres y caída de ventas”, explicó.

Desde otro sector, Gustavo Menayad, del Grupo Portland, cuestionó la entrada masiva de productos importados y plataformas internacionales como Shein. “Es un problema mundial. Europa está en recesión y hay un conflicto serio con China”, indicó, al tiempo que advirtió que el sector de la construcción lleva años produciendo para una demanda que ya no compra viviendas.

Uno de los casos más emblemáticos fue el de Vito Contessi, quien relató el cierre de la conservera Marechiare, orientada al mercado interno. “Era un producto de primera calidad, con e-commerce propio y buenas ventas, pero no pudimos sostenerlo frente a la importación”, explicó. En particular, señaló que el ingreso de atún importado más barato desplazó a la caballa local, principal producto de la firma.

Las advertencias no son aisladas. Días atrás, el empresario textil Claudio Drescher también había cuestionado la política comercial: “Le estamos dando de comer a los chinos cuando acá hay desempleo y suspensiones”. En la misma línea, Marcelo Poj, CEO de Simmons, alertó que importar puede parecer más barato, pero el costo social y productivo de cerrar fábricas es mucho mayor.

Ese diagnóstico, que meses atrás parecía sectorial, hoy se amplía a empresas de todos los tamaños y rubros. Incluso referentes de la gran industria, como Paolo Rocca, comenzaron a expresar su preocupación por la caída de la actividad y el impacto de la apertura importadora sobre la producción nacional.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/ Leandro Renou

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